Como seguramente ocurrió con los naturales de otras nacionalidades españolas, los naturales del Principado asturiano, aportaron también su granito de arena en defensa de las libertades nacionales, poniéndose ante los hasta entonces victoriosas águilas francesas.
Sabido es que el asturiano muy pronto emigró a la capital de la nación, con objeto de probar fortuna en la Corte madrileña, al amparo en muchos casos, de aquellos otros asturianos que por su ubicación social se hallaban mejor situados y a su lado lograrían aprovechar la ocasión de dejar a un lado los aperos de labranza, y dedicarse a tareas que consideraban menos agobiantes y sin embargo mejor remuneradas.
Hallabanse
por allí personajes como Canga Argüelles, el joven José María Queipo de Llano,
el “divino” Argüelles, Campomanes, etc. A su servicio o muy directamente
relacionados por lazos tan sencillos y fuertes como eran los del terruño, tanto
como solían establecer los asturianos hasta no hace muchos años y siendo
siempre independiente esta relación del nivel social en que cada uno se
encontraba, estaban muchos de los que lucharían, saldrían heridos o fallecerían
durante la patriótica y sangrienta jornada del 2 de mayo inicial de la terrible
sangría en que se vio envuelta toda la península Ibérica.
De
resultas del fragor de aquellos desiguales combates, quedarían tendidas para
siempre sobre tierras castellanas, las siguientes personas de las que consta su
origen, de otras, que no citaremos no ha quedado este mínimo dato, visto que
todos actuaban incógnitamente a impulsos solo de su acrecentado amor a su
tierra española.
Fueron los siguientes:
Muertos:
Heridos:
Sirva esta humilde contribución
al recuerdo de aquellos que expusieron su vida por recuperar la libertad
peninsular, en un periodo muy difícil, en el que todos los pueblos de España
estuvieron plenamente unidos en el fin común: la expulsión de aquellos
ejércitos extranjeros, que habían hecho grave incursión por la bien delimitada
frontera del Noroeste peninsular, gracias al consenso de la corona española con
el recién estrenado imperio francés. Al final la única solución vino de mano
del pueblo que supo aglutinarse y defender lo poco que les quedaba, sin pensar
jamás que en agradecimiento el añorado rey Fernando VII les pagaría con las
mayores villanías, muriendo muchos de los más valorados lideres populares, en
cadalsos y patíbulos repartidos por toda la geografía española, víctimas de
aquel traidor monarca.
Como imprescindible base para
elaborar las listas hubimos de dar una nueva lectura a las obras siguientes:
CIRIA
Y NASARRE, H.: DOS DE MAYO EN 1808-1908. Noticias y apuntes. M. Imp.
Ducazcal, 1908.
RAMÍREZ,
Braulio A.: CORONA FÚNEBRE DEL 2 DE MAYO DE 1808. M. 1849.
GARCÍA
PRADO, J.: Hª DEL LEVANTAMIENTO, GUERRA Y REVOLUCIÓN DE
ASTURIAS (1808-1814). Ov., 1953
PÉREZ
DE GUZMÁN, J.: EL DOS DE MAYO EN MADRID. M., 1986
Linsy Oflodor