Queriendo aprovechar el gobierno de Cádiz la ocasión de haber salido el mariscal Soult con parte del ejército sitiador hacia Extremadura en auxilio de Massena, detenido ante las líneas de Torres-Vedras, intentó dar un golpe de mano contra las tropas enemigas que habían quedado frente a la Isla. Combinóse al efecto una expedición, reuniéndose el 27 de febrero en Tarifa las tropas españolas, transportadas por mar desde Cádiz, las que con 4.000 ingleses y una División al mando de D. Antonio Begines de los Ríos, apostada en Casas Viejas, componían un total de 12.000 hombres. Encargado del mando el general D. Miguel de la Peña, dividió su ejército en tres cuerpos, encomendando la vanguardia a D. José de Lardizábal, el centro al príncipe de Anglona y la Reserva al general inglés Graham. De los 800 caballos de que se disponía, 600 eran españoles al mando del mariscal de campo D. Santiago Whittingham; la artillería consistía en 24 piezas.
El ejército expedicionario se puso en movimiento el 28, dirigiéndose hacia Medina Sidonia por Facinas; mas al llegar a las alturas situadas frente a Casas Viejas, tomó la dirección de Conil por Vejer hacia Sancti Petri. El mariscal Victor, que tenía 15.000 hombres delante de la Isla y otros 5.000 entre Medina Sidonia, Sanlúcar y otros puntos, se situó primero con 10.000 de ellos entre Conil y Medina Sidonia, en expectativa de los movimientos de los aliados; mas en cuanto vio la dirección que éstos tomaban, se corrió y reconcentró en los pinares de Chiclana, colocando convenientemente las divisiones de Ruffin, Leval y Villatte, apoyando su derecha en Torre Bermeja. La vanguardia española embistió con extraordinario brío en la mañana del 5 a la División Villatte, distinguiéndose el Regimiento de Murcia, al mando de su coronel D. Juan María Muñoz, y el de Campomayor (hoy Albuera), que se batió también con la mayor bizarría, siendo vitoreado por los demás cuerpos; el enemigo fue rechazado y conquistadas sus posiciones a la bayoneta, quedando por este lado franca la comunicación con la Isla. Ordenó Peña que la División Graham se adelantase para cooperar al ataque de la vanguardia; mas destacando el mariscal Victor la División Leval contra Graham, se puso él al frente de la de Ruffin y asaltó el cerro del Puerco o torre de la Barrosa, desalojando de dicha altura al general Begines, con el intento de acorralar a los aliados contra el mar. Afortunadamente, se apercibió Graham a tiempo de la intención del enemigo, y haciendo que el Mayor Duncan contuviese con los diez cañones de que disponía a la tropa de Leval, contramarchó rápidamente y arremetió contra el cerro de la Cabeza del Puerco, haciendo desesperados esfuerzos para recabar esta posición. Los franceses la defendieron con su acostumbrado valor; más después de hora y media de sangrienta lucha, sin vida el general Rousseau, y mortalmente herido y hecho prisionero Ruffin, tuvieron que abandonarla, habiendo experimentado en total una pérdida de 2.000 muertos y heridos, y 400 prisioneros; los ingleses perdieron más de 1.000 soldados con 50 oficiales. El mariscal Victor emprendió entonces tranquilamente la retirada, concentrando sus tropas cerca de Puerto Real. No se reportó de esta jornada todo el fruto apetecido, por no haber acudido Peña en auxilio de Graham para completar la derrota de los franceses.
Por Real Orden de 13 de febrero de 1815 creó Fernando VII una cruz de distinción para todos los que concurrieron a la batalla.