2.3. PRIMEROS MOVIMIENTOS.-

Como se había previsto en los planes de la Junta Central, según vimos en el apartado 2.1, el ejército de Extremadura fue el primero en moverse, para realizar el ataque demostrativo que le estaba encomendado. El 25 de octubre, el duque de Alburquerque hizo pasar el Tajo a la división del general Bassecourt por enfrente de Almaraz, haciendo retroceder a las avanzadillas del 2º Cuerpo, haciendo correr el rumor que sus tropas venían seguidas de las Wellington, pero pronto se supo que éste continuaba estacionado en Badajoz y dispuesto a retirarse a Portugal, con esto la demostración del duque de Alburquerque dejó de producir los resultados que se esperaban.

Mientras, a los pocos días de hacerse cargo del mando, Areizaga pone sus tropas en marcha por el camino de Andalucía en dirección Madrid, abandonando el cuartel general de La Carolina.

El 3 de noviembre concentra sus ocho divisiones de infantería y sus cuatro de caballería en Santa Cruz de Mudela, donde hace recuento de fuerzas y señala que en La Guardia se encuentran cien soldados de caballería avanzados15. Este mismo día ordena el avance por la llanuras de La Mancha.

El 7 de noviembre se encuentra Areizaga establecido en Herencia, precedido de la vanguardia y 1ª división que aquel día pernoctaron en Madridejos, la 2ª y la 6ª en Quero, la 3ª y 7ª en Puerto Lápice, la 5ª en Villarrubia de los Ojos y la 4ª con Areizaga. La Caballería se adelantaba, explorando el terreno que los generales Milhaud con sus dragones y París con sus Cazadores y Lanceros polacos, iban dejando ante la rapidez del avance del ejército del Centro. Retirándose el primero por la carretera hacia La Guardia y Dos Barrios, y el segundo hacia Toledo.

El 8 de noviembre, Areizaga llega a La Guardia, desde donde informa de la retirada de la caballería francesa16, pero ese mismo día Freire tropezó con los dragones de Milhaud en la Cuesta del Madero, situada entre las localidades de La Guardia y Dos Barrios. Milhaud no debió pensar en defender aquella posición, ya que se sentía perseguido por un número de caballos superior al suyo. Freire destacó a Osorio y Santiesteban, por uno y otro flanco de la cuesta, mientras él atacaba de frente; pero la impaciencia de Freire hizo que los franceses se echasen sobre ellos, antes de que la maniobra flanqueante surtiera efectos, pasando los franceses a cuchillo a los regimientos de Granaderos de Fernando VII y dragones de Lusitania, para posteriormente retirarse ordenadamente a Dos Barrios. El parte de Freire, señala que entre los muertos y heridos se contaban oficiales y sargentos dignos de recomendación17. Habiendo fallado en su intento, Freire se repliega el día 9 a La Guardia, en busca de refuerzos. Areizaga que estableció ese mismo día su cuartel general en Tembleque, le ordenó avanzar nuevamente sobre Ocaña, enviando como apoyo las divisiones de infantería de Zayas y Lacy.

El 10 llega Freire a Ocaña, encontrándose la caballería francesa desplegada a la entrada de la villa. Valiéndose de su superioridad numérica, Freire obliga a replegarse a los franceses, pero detrás de ellos se encontraron los seis batallones de infantería polaca de la división de Werlé, que recibieron a las tropas de Freire con descargas de fusil, obligándoles a retroceder después de perder unos 200 hombres. La caballería tuvo que esperar a la llegada de las divisiones de infantería para atacar a fondo el caserío de Ocaña, pero el ataque se pospuso hasta el día siguiente, aplazamiento que aprovecharon los franceses para evacuar la villa durante la noche en dirección a Aranjuez.

El día 10, la división alemana de Leval se adelantó de Toledo a Aranjuez para reforzar a los polacos; la primera división del Cuerpo de Mortier se dirigió de Talavera sobre Toledo, y la segunda se disponía a seguirla. El 2º Cuerpo, mandado por Heudelet, sin dejarse engañar por las falsas demostraciones de Alburquerque sobre Almaraz, se prepara a evacuar Oropesa para relevar en Talavera las tropas del 5º cuerpo; Víctor, con su primer cuerpo, estaba desplegado desde Toledo a Ajofrín, con su caballería establecida en Mora y Los Yebenes informa que ninguna fuerza hostil hay en aquella zona, pero estaba seguro que un gran ejército español avanzaba por el Camino Real de Madridejos a Aranjuez.

Areizaga al llegar a La Guardia, parece darse cuenta de los peligros de su movimiento; la noticia de que Víctor se encontraba a sus espaldas lo paralizó. Durante los días del 8 al 10, el ejército de Areizaga permaneció inactivo lo que permitió a las tropas francesas su reagrupamiento.

Como hemos visto, hasta el 10 no reanudó Areizaga su avance. En la mañana siguiente, Areizaga entró en Ocaña con el grueso de sus tropas, y su caballería se adelantó hasta Aranjuez. Sebastiani, al frente de las divisiones de infantería de Leval y Werlé y la caballería de Milhaud, aseguró a Soult que defendería el Real Sitio hasta el último extremo, para dar tiempo que acudiesen los cuerpos de Víctor y Mortier y las demás fuerzas que esperaban del Oeste y del Norte.

Areizaga que se sentía perseguido por Víctor, no ataca sobre Aranjuez y traslada su ejército hacia el este para ponerlo fuera del alcance de la fuerza de Víctor. Abandonado la línea natural de comunicación que había seguido desde Madridejos, se desplaza paralelo al Tajo hasta Santa Cruz de la Zarza, ocupando los vados de Villamanrique de Tajo.

Entre tanto, el rey José y su mayor general Soult habían terminado la concentración de sus fuerzas. Kellermann recibió ordenes de devolver a Madrid la brigada Godinot de la división Dessolles. La Guardia Real, los batallones españoles al servicio del rey José, y la otra brigada de la división Dessolles, se adelantaron en apoyo a Sebastiani. El Cuerpo de Víctor había pasado a la derecha del Tajo y avanzaba hacía Aranjuez, el de Mortier se encontraba reunido en Toledo, y el de Heudelet se encaminaba de Oropesa a Talavera, si haber descubierto ninguna noticia del avance de Alburquerque. La custodia de Madrid quedó confiada a la incompleta división francesa de Sebastiani.

El 12 de noviembre, Areizaga hizo pasar el Tajo a la división de Lacy por el lado de Colmenar de Oreja. Pero los tres días siguientes se desencadenó un violento temporal de lluvias, que impidió a Areizaga realizar sus propósitos de hacer atravesar a todo el grueso de su ejército por esta lugar. En consecuencia, hasta el 15 de noviembre, menos de la mitad del ejército español había logrado pasar al norte del Tajo, mientras la caballería española escaramuceaba con la francesa sobre la línea del Tajuña, en dirección de Arganda.

A Soult le parecía que Areizaga iba avanzar sobre Madrid por aquella parte, por lo que mandó a Víctor adelantarse a su encuentro con los 20.000 hombres de su primer Cuerpo de Ejército, mientras el duque de Dalmacia seguiría a los españoles hasta el paso del Tajuña para despistarlos, en tanto que Mortier y Sebastiani los atacarían por los flancos por los caminos que hay a la derecha del Tajo entre Aranjuez y Villarejo de Salvanés, al tiempo que cortaban los puentes de Aranjuez. Pero Areizaga frustró estos planes al cambiar de decisión y no alcanzar Madrid por el camino de Albacete, sino volver a Ocaña para dirigirse a Madrid por su primitiva línea de comunicaciones. El 17 de noviembre Areizaga ordena destruir los puentes de Villamanrique y retrocede hasta Santa Cruz de la Zarza.

En el momento en que Soult tiene conocimiento de este movimiento, rectifica sus ordenes y hace regresar velozmente todas su columnas, haciendo reparar los puentes de Aranjuez, dispuestos a interceptar por Ocaña la retirada de los españoles.

2.4. - LA BATALLA.

En la mañana del 18 de noviembre las divisiones de caballería de París y Milhaud, que marchan en cabeza, cruzan el Tajo en Aranjuez, continuando su avance hacía Ocaña chocan entre Ontígola y Ocaña con la caballería de Freire, que cabalgaban en vanguardia de los ejércitos de Areizaga. El encuentro de los ocho regimientos franceses (unos 3.000 jinetes), con los dieciséis españoles encuadrados en las tres divisiones de caballería de don Juan Bernuy, don José Rivas y don Miguel March (que sumaban más de 4.000)18 se produjo el más importante combate de fuerzas de caballería de toda la guerra.

Sebastiani al frente de la caballería, carga inmediatamente el frente español con la división París. Freire pronto acudió con dos divisiones, formadas en columnas; sobre ellas cargaron los dragones de Milhaud, y su disposición táctica impidió a los españoles resistir. Al ser atacados se dispersaron desordenadamente, dejando en poder del enemigo 80 prisioneros y centenares de muertos y heridos. Las bajas francesas no excedieron de algunas decenas, entre ellas la del general París, que según parece fue muerto por el cabo del regimiento Pavía, Vicente Manzano19.

La retirada se hizo inevitable. Bernuy pudo avisar al jefe de la Vanguardia que acababa de entrar en Ocaña; poco después llegaban las divisiones 3ª y 6ª, y en ausencia del general en jefe, que se había trasladado de Santa Cruz de la Zarza a Dos Barrios directamente, se hace cargo del ejército don Pedro Agustín Girón. Aquella noche los generales reunidos en Ocaña, envían a Areizaga un mensaje a Dos Barrios pidiéndole instrucciones; este mensaje se cruza con ordenes de Areizaga en el que se ordena a la vanguardia de Zayas y a la 1ª división (que todavía no ha llegado), que marchasen sobre Aranjuez para interceptar las avenidas de Ocaña de las tropas francesas, que se calculaban en unos 20.000 efectivos establecidos en Aranjuez.

Enterado Areizaga de la situación, recomendó a los generales que estaban en Ocaña, que se adelantaran al ataque previsto, ya que Sebastiani en su persecución de la caballería española, llegó al anochecer frente a las casas de Ocaña, pero se detuvo al percatarse que la villa estaba tomada por las tropas españolas, y éste se retiró a las inmediaciones de la misma.

Soult, sabe de la proximidad del ejército español, y es conocedor de que el ejército español no podía eludir el combate retirándose a tiempo, ya que su retaguardia y bagajes estaban rezagadas y quedarían aisladas del grueso de las tropas.

Areizaga, que la noche del 18, a pesar de la gravedad del momento, pernoctó en Dos Barrios, el 19 de noviembre a los ocho y media de la mañana se presentó en Ocaña, donde estaba concentrado todo su ejército. No le quedaba más remedio que combatir, ya que sus hombres se encontraban muy cansados para seguir marchando y en parte para ganar tiempo, para que sus bagajes alcanzasen con tiempo el camino de Andalucía.

Areizaga despliega sus tropas en dos líneas, a uno y otro lado de las casas de Ocaña. Disponía todavía de 46.000 infantes y 5.500 jinetes20. El ejército francés que marchaba a su encuentro era más pequeño, aunque tenían unos 5.000 jinetes y la infantería no ascendía a más de 27.000, ya que las fuerzas de Víctor no estaban todavía disponibles, ya que se encontraban a unos 30 kilómetros de Ocaña, siguiendo a la retaguardia de Areizaga21. Por consiguiente Soult y el mismo rey José I, resolvieron atacar enseguida, a pesar de la inferioridad numérica, unos 17.000 infantes menos, que se vería compensada por la mejor instrucción del ejército francés.

Ocaña, no constituía una buena posición defensiva; situada sobre una extensa altiplanicie (La Mesa de Ocaña), donde el único rasgo destacable es un barranco que atraviesa por el norte de la población de oeste a este, que se va allanando según nos dirigimos al este. Areizaga escogió este lugar para apoyar en su borde meridional, la izquierda y el centro de su línea de batalla, pero la derecha quedaba descubierta. Las entradas de la villa fueron obstruidas con parapetos, y el caserío de la misma quedó convertido en punto de apoyo central de todo el despliegue.

Reconstruir el orden de batalla no es fácil, ya que Areizaga no es muy explícito en sus despachos posteriores. Para una distribución de las fuerzas véase el anexo nº 222. (adjunto un esquema [101.097 bytes] de la batalla obtenido de Guiu y Martí, El año Militar español, pág 301)

Soult, en vista de la situación y de los informes recibidos, decidió su plan de ataque. Puesto que el ancho y profundo barranco por el que asciende la Carretera principal de Aranjuez a Ocaña, y ya que tras él se encontraba el ala izquierda de las tropas españolas (Zayas y Rivas) lo hacían prácticamente inaccesible, el duque de Dalmacia resolvió desentenderse de ella y concentró todos sus esfuerzos contra el centro y la derecha de la línea contraria, situados en terreno más abierto. El dispositivo era sencillo. Las divisiones polaca y alemana del cuerpo de Sebastiani, atacarían la derecha española, y cuando llegaran a entrar en contacto con ella, la gran masa de caballería caería sobre los jinetes de Freire, que los pondrían en fuga, atacando así la retaguardia y los flancos. Mortier, con su división de infantería (la de Girard) y un regimiento de la de Gazán, marchaban a retaguardia de los regimientos polaco y alemán, para apoyar su ataque frontal. Dessolles con la brigada Rey y el resto de la división Gazán, se apostarían frente a Ocaña, dispuesto a caer sobre el centro del ejército español, cuando el ataque de su izquierda lo permitiese. Delante se desplegó la artillería de campaña de los 4º y 5º Cuerpo, compuesta por treinta cañones, que dirigidos por el experto Sénarmont, tenían en su línea de fuego la villa de Ocaña, así como la división de Vigodet y parte de la de Girón. Por último el rey José, con su Guardia y demás tropa de a pie y caballo, se situó a retaguardia y a la derecha de las fuerzas de Dessolles, para actuar como reserva general o dirigirse contra Zayas, si éste intentaba cruzar el barranco para envolver a la derecha francesa. Véase la disposición inicial de ambos ejércitos en el anexo número 2.

El plan se llevó a efecto. Las divisiones de Leval y Werlé atacaron las de Castejón y Lacy, que se vieron un tanto sorprendidas por una reacción ofensiva de las tropas de Girón, Castejón y Lacy. Esta reacción fue obra de los generales, no siguiendo ordenes de Areizaga, que desde un primer momento, estableció su puesto de mando a lo alto de un campanario de la villa de Ocaña, quedando prácticamente desconectado de sus generales, que tuvieron que guiarse cada uno por su propia iniciativa.

Mortier se vio obligado a enviar hacía delante la división Girard, para restablecer la primitiva línea momentáneamente quebrada. Las divisiones españolas de Lacy, Castejón y Girón, aguantaron un tiempo el combate, pero finalmente acabaron fluctuando y desbandándose. Esto debido a la intervención de una nueva fuerza sobre el campo de batalla: la gran masa de escuadrones franceses a las ordenes de Sebastiani, que se habían aproximado a la caballería de Freire, y cayeron sobre ellos sin ser advertidos, lo que provocó su dispersión al poco tiempo. Y posteriormente acudió en ayuda de los soldados de Girard. Las divisiones españolas fueron sucesivamente arrolladas, dispersadas o capturadas.

En cuanto la derecha española quedo desbaratada, Dessolles, con su brigada Rey y la segunda de Gazán, seguidas por la reserva del rey José, cruzó el barranco y atacó la villa de Ocaña, al este de la cual se encontraban desplegadas las divisiones de Vigodet y Copóns, que consiguieron retirarse con mayor orden que las de la derecha. Solo quedaba intacta la división de vanguardia de Zayas. Areizaga la había ordenado descender el barranco y atacar la derecha del ejército francés, cuando se dio cuenta que su ejército empezaba a dispersarse. Entonces le ordena replegarse sobre la derecha para cubrir la retirada general. Al poco el general en jefe descendió del campanario, montó su caballo y huyó. Zayas cumpliendo la segunda orden de Areizaga, cerró hacía la derecha para cubrir la retirada general, encontradose pronto con masas de fugitivos de las divisiones derrotadas, seguidas de la caballería francesa. Zayas logró una acción de retaguardia, hasta su llegada a Dos Barrios, donde sus hombres se declararon en fuga.

  1. AHM. Fondo Guerra de la Independencia de la Colección Archivo Militar de Segovia. Carpeta 60. Legajo I.
  2. AHM. Fondo Guerra de la Independencia de la Colección Archivo Militar de Segovia. Carpeta 61. Legajo I
  3. Véase ARTECHE MORO, J. Op. Cit. Pag.286
  4. Cifras ofrecidas por Priego López en su obra citada, para Arteche Moro no pasaban de 1.500(Op. Cit. Pag-295)
  5. Véase PRIEGO LÓPEZ, J. Op. Cit. Pág. 333 y ARTECHE MORO, J. Op. Cit. Pág. 297.
  6. Ibíd.. Pág. 334.
  7. Ibíd.
  8. Para esta disposición inicial de las fuerza participantes en la Batalla de Ocaña, seguimos las indicaciones de Priego López, ya que son más claras que las que ofrece Arteche Moro.

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