por LUIS SORANDO MUZAS
La Guerra de la Independencia española es considerada por diversos autores como la primera de las guerras civiles que sacudieron nuestro país durante el siglo XIX; pues en ella no faltaron españoles que, por convicción, miedo o conveniencia, colaborasen con las tropas imperiales, enfrentándose así al resto de sus compatriotas.
Estos "juramentados" o "afrancesados", pese a ser considerados popularmente como "renegados" y "traidores", eran en realidad políticos e intelectuales de espíritu liberal, que creían ver en la venida de las tropas de Napoleón, la ocasión de que penetrasen las ideas de la Revolución Francesa en una España atrasada y reprimida.
En Aragón encontramos ya noticias de la existencia de afrancesados, desde el comienzo mismo de la contienda, aumentando estos -claro está- a medida que el Gobierno intruso fue imponiéndose en la región.
Estos, colaboraron principalmente en tareas administrativas, destacando los nombres del Padre Santander, Domínguez y Pascual de Quinto, pero su labor en este campo ha sido recientemente estudiada por varios autores. Queda por estudiar la historia de las diversas unidades aragonesas que, con las armas en la mano, no dudaron en combatir apoyando a las tropas imperiales.
Las fuentes españolas guardan un silencio, casi hermético, con respecto a estos militares, pues tras el final de la contienda se procedió a una destrucción sistemática de cualquier objeto o documento que pudiera recordar a estos "malos españoles". Un ejemplo suficientemente revelador de este hecho lo tenemos en el siguiente decreto, dado por las Cortes de Cádiz, el 26 de Septiembre de 1.812:
"Las Cortes Generales y Extraordinarias, considerando que no deben existir testimonios que transmitan a la posteridad la abominable conducta de los españoles desnaturalizados, que han tenido la osadía de tomar las armas y organizarse en cuerpo para pelear contra la madre patria, han resuelto: Que la Regencia disponga se quemen públicamente las banderas del Regimiento nº1 de Juramentados, que sirve bajo las ordenes del Rey intruso, remitidas por el Duque de Ciudad Rodrigo; e igualmente que S.A. le manifieste el aprecio que le merecen sus heroicos servicios y sus demostraciones en favor de la nación española, y la justa indignación con que ha visto que algunos malos hijos han tenido la osadía de hacer armas contra su valiente y victorioso ejercito".
No obstante, y pese a tal empeño destructivo, los archivos franceses han conservado material suficiente como para permitirnos conocer - al menos en parte- la historia de estas olvidadas unidades. Basándome principalmente en dichos documentos, así como en diversas fuentes españolas, he confeccionado los historiales de todos ellos, acerca de los cuales llegó a decir el Mariscal Suchet, agradecido, en sus memorias: "Nosotros no podemos menos que loar sus servicios, así como el valor que demostraron en muchas ocasiones".
Estas unidades aragonesas fueron todas del tipo "compañía", y para su estudio deben ser clasificadas en dos grupos, según sus distintas misiones y características:
1º Formado por aquellas compañías destinadas a misiones de tipo policial, como combatir a las guerrillas, escoltar convoyes, o hacer de guías a las columnas francesas. Son estas las Compañías de Gendarmes, Fusileros y Cazadores a Caballo.
2º Formado por las Guardias Cívicas, creadas para servicio de guarnición y retaguardia, y principalmente para vincular a las principales familias con el nuevo Gobierno.
Finalmente, y antes de pasar a su estudio, es necesario decir que, a partir del 8 de Febrero de 1.810, Aragón se constituyó en Gobierno especial, dependiente directamente del Emperador Napoleón (representado por el Gobernador General Luis Gabriel Suchet) y no ya del Rey José I ni de sus Ministros, por lo que todas estas compañías -formadas después de dicha fecha y pese a jurar fidelidad al Rey José I- pueden ser consideradas, con toda razón, como "al servicio del Imperio".
Ya en Agosto de 1.809 se improvisó un pequeño grupo de guías que, mandados por Domingo Brun, a. "Chandón", acompañó a los franceses en su expedición de castigo contra los valles de Hecho y Ansó, pero no fue hasta finales de ese mismo año cuando, creyendo Suchet haber conseguido una casi completa pacificación de Aragón, comenzó a mostrar interés por la creación de algunas compañías de aragoneses que sirviesen de guías e interpretes a sus columnas, y colaborasen con ellas en la lucha antiguerrillas.
Las dos primeras se formaron en Benasque, con naturales de aquellos valles, en Diciembre de 1.809 y siguiendo el ejemplo de su Gobernador, el Marqués de Villora, colaborando a asegurar tan estratégica plaza; pero su existencia fue casi efímera, ya que no vuelven a aparecer noticias de las mismas en ningún documento posterior a Febrero de 1.810.
En Enero de 1.810 comenzó a formarse en Jaca otra compañía, mandada por Domingo Brun, el mismo que en Agosto del año anterior había guiado a los franceses hasta Hecho; y ese mismo mes aceptó Suchet el ofrecimiento de un rico comerciante de Barbastro, don Pedro Arnillas, para formar a sus expensas una compañía de gendarmes en dicha localidad.
En Marzo de ese mismo año comenzó a formarse en Zaragoza otra compañía de Gendarmes, y en Noviembre dispuso Suchet la formación de "6 compañías de Fusileros pagados por una contribución adicional", siendo el motivo de su creación, según palabras del mismo Suchet, "el emplear útilmente unos sujetos que el enemigo podría reunir contra nosotros", y añadía "los aragoneses son muy propensos a convertirse en buenos soldados, y sobre todo excelentes guías; son fuertes, ágiles y sobrios; he comprobado que se baten con coraje, muchos de entre ellos han sido heridos o muertos en diferentes combates. Su aversión contra los catalanes y los valencianos, deja poco lugar a la deserción".
Pero pese a tan buenos deseos, estas compañías no iniciaron realmente su organización hasta el 1 de Marzo de 1811, cuando por un Decreto de Suchet, publicado en la Gazeta Nacional de Zaragoza del 14 de ese mes, disponía que "se formarán cuatro compañías de fusileros aragoneses, la primera en Calatayud bajo la dirección del teniente coronel D. Juan Pedrosa, corregidor principal de aquella ciudad; la segunda en Daroca, a la del Sr. barón de Andilla, inspector de estas compañías, la tercera en Teruel, a la del teniente coronel graduado y capitán de artillería D. Antonio Bazquez, corregidor principal de dicha ciudad; y la cuarta en Alcañiz bajo la del corregidor principal D. Mariano Pasqual".
El mismo decreto disponía igualmente la reorganización de las tres compañías de gendarmes existentes hasta entonces - de Zaragoza, Jaca y Barbastro - en tan solo dos, que serían numeradas 1ª y 2ª, siendo preciso para ser admitidos en ellas el ser aragonés, así como saber leer y escribir.
En Julio sumaban las cuatro compañías de fusileros un total de tan solo 168 hombres, siendo sus jefes, respectivamente, los Tenientes Angel Wanluzel, Magín Tondo, Francisco Ballester y el Capitán Joaquín Fernández, y ese mismo mes se creó otra media compañía "adicional" en Tarazona.
En Julio la 2ª de Gendarmes fijó su residencia en Jaca.
En Octubre la 1ª de Fusileros fue disuelta, tras dos sangrientos choques con los "brigantes", corriendo igual suerte la 2ª y la 3ª poco después de Noviembre; motivo por el que, provisionalmente, la 4ª pasó a ser 1ª, mientras que la suplementaria de Tarazona, era citada como 2ª.
En Diciembre se creó en Belchite una "1ª Compañía de Cazadores a Caballo", sobre la base de la guerrilla de Benito Falcón, a. "Alcalde de Gelsa".
El 12 de Abril de 1.812, y con el fin de reorganizar a las 4 compañías de Fusileros, se dispuso el "alistamiento de Voluntarios Aragoneses de entre 16 y 40 años, y de familias honradas, poniéndose banderas de recluta solamente en Zaragoza, Huesca, Cariñena y Caspe". Su único resultado fue el de reunir a 1 oficial y 31 hombres en Belchite, bajo el nombre de "Voluntarios Aragoneses a pié", mandados por el Capitán Mata.
El 1 de Julio decretó Suchet la unificación, a efectos administrativos de "les troupes espagnoles en Aragón", debiendo crearse para ello en Zaragoza un Consejo de Administración, cuyos miembros serían designados por el General Reille.
El nuevo cuerpo resultante recibió la consideración de Infantería Ligera y la denominación de "Gendarmes y Fusileros Aragoneses", quedando compuesto del siguiente modo:
Plana Mayor:
Coronel Inspector el Barón de Andilla.
Oficial Pagador Maurice Lessing.
Cirujano de 2ª Pierre Mirande.
Maestro sastre Joseph Guallart.
Compañías de Gendarmes
1ª Capitán Esteban de Robert.
2ª Capitán Domingo Brun, a."Chandón".
Compañías de Fusileros:
1ª Capitán Joaquín Fernández.
2ª Capitán Mata.
3ª Capitán Polorell.
4ª Capitán Magín Tondo.
Compañías de Cazadores a Caballo:
1ª Capitán Benito Falcón.
2ª Subteniente Francisco Ballejo.
Con el fin de dar cumplimiento a estas disposiciones, fue necesario que la antigua 4ª de fusileros pasase a ser oficialmente la 1ª (lo que ya en la práctica había ocurrido hacía meses) y que la cía. de Voluntarios Aragoneses, de Belchite, así como la suplementaria de Tarazona quedasen disueltas, para constituir las nuevas cías. 2ª y 3ª de Fusileros. En cuanto a la 4ª de Fusileros y la 2ª de Cazadores nunca llegarían a organizarse.
En los primeros días de Septiembre se produjo la deserción de la 1ª de Fusileros, que de Caspe se dirigía a Zaragoza, y de la 1ª de Cazadores, que también lo hacia desde Belchite; igualmente 20 gendarmes de la 1ª cía. se fugaron de su cuartel en Zaragoza. El motivo, como es fácil de suponer, era la suerte adversa que empezaban a sufrir las tropas Imperiales, tras la derrota de los Arapiles y la retirada de la Corte del Rey José a Valencia.
Tras estas deserciones, sumaba el cuerpo en su estado del 5 de Septiembre de 1812:
Estado Mayor (Zaragoza): 3 oficiales y 1 hombre.
Gendarmes: 1ª cía (Zaragoza) y 2ª (Jaca): 6 oficiales y 141 hombres.
Fusileros: 2ª, 3ª y 4ª cías. (Zaragoza): 8 oficiales, 108 soldados y 20 destacados.
Cazadores a Caballo (Zaragoza): 1 hombre.
Y el 3 de Octubre, vuelto a reorganizar, vemos que quedó compuesto del siguiente modo:1ª cía. de Gendarmes (Zaragoza), 2ª de Gendarmes (Jaca), 3ª de Fusileros (la antigua 2ª) y 4ª de Fusileros (la antigua 3ª).
El 16 de Octubre decidió Reille, temeroso de que los fusileros desertasen, enviarles desarmados a Francia como cautivos. Casamayor, testigo presencial nos lo cuenta así: "Ese día salieron casi todos los fusileros con su Comandante el Barón de Andilla, a los que los llevan a Francia, temerosos que no se deserten como ya lo van verificando, pues la mayor parte son vagos, malos trabajadores y muy perjudiciales a la República".
El día 23 salió otro convoy hacía Francia, de más de 3.000 hombres, en el que iban los pocos fusileros que aún quedaban; estos se hallaban encerrados en Torrero, y junto a los salidos el día 16 sumaban un total de 114 hombres.
Suchet siguió confiando en los Gendarmes, y tras la evacuación de Zaragoza se reunieron las 2 cías. en Jaca, en Julio de 1.813, siendo enviadas a Francia ese mismo año, pues como decía el brigadier París en su carta del día 25 al Ministro de la Guerra "He enviado a los Gendarmes a Oloron, pues temen caer en manos españolas".
Ambas compañías sumaban el 1 de Agosto un total de 101 hombres, y fueron disueltos en Dax, el 26 de Diciembre.
Recordando a estos hombres diría Suchet años después "... eran todos hombres fuertes, buenos caminantes y excelentes guías, eran pagados y proveídos como el resto del ejercito; no podemos más que agradecer sus servicios y el valor que demostraron en varias ocasiones".
El Barón de Andilla murió en Nimes (Francia) en 1.816, y de "Chandón", que también se exilió en Francia, sabemos que en Junio de 1.815 (durante el Imperio de los Cien Días) se hallaba en Olorón, intentando formar una compañía española para observar la frontera, habiendo reunido a 12 o 14, antiguos Gendarmes de la cía. de Zaragoza, "a los que mantiene Francia"; pero la derrota de Napoleón en Waterloo (18-VI) puso fin a los sueños del Emperador, y consecuentemente a los de Chandón.